lunes, 29 de diciembre de 2014

Cuento de navidad. Parte 1.



Aquella mañana el ratoncito Pepo, estaba muy inquieto, hacía mucho
tiempo que esperaba esta navidad, y hacía mucho tiempo que no nevaba en la ciudad ratuna; el espectáculo era chulísimo.

Miraba por la ventana totalmente hipnotizado, un manto blanco cubría el paisaje hasta donde la vista podía llegar, nieve que impedía abrir la puerta y mucha más nieve volando de un sitio a otro convertida en verdaderos proyectiles de juego, y el ruido de fondo de los niños jugando mientras se escondían junto a la fuente congelada, y todo ello bañado de una neblina provocada por los últimos copos que seguían flotando después del frío que había hecho aquella noche, algo que ni los más antiguos de lugar recordaban.

Toc Toc Toc ... Pepo Pepo, déjanos pasar, queremos una historia!!!! Gritaban los niños en la puerta del ratoncito Pepo, porque siempre en navidad, les invitaba a chocolate caliente, con pastas de queso, hojaldres, también de queso, y polvorones y mantecados ... cómo no .. de queso.

El ratoncito Pepo se despertó de su trance y se alegró, hacía mucho que no contaba historias y tanto ruido y gente de nuevo en la tranquila casa ratuna era un cambio y le venía bien, así que les invitó a entrar y los sentó alrededor de la chimenea, para que se quitaran las bufandas, guantes etcétera, mientras iba a por las bandejitas y el chocolate, les gritaba desde la cocina: "¿de qué os gustaría la historia hoy?, ¿de un perro volador?, ¿de una sirena?, ¿de un cocodrilo bueno?", pero los niños dijeron que no, "queremos una historia verdadera de navidad!!!!" ... "¿Una historia de navidad?" preguntó el ratoncito Pepo, extrañado por lo extraño de una petición tan extraña, acostumbrado a historias fantásticas y de animales de todos los tipos formas y colores.

"¿A ver, una historia de navidad?, ¿pero de qué tipo?", dijo el ratoncito Pepo intentando descifrar el fondo de aquella petición y ganando algo de tiempo para ver si se le ocurría algo, "una verdadera!!!!" gritaron todos, y una de las niñas, la más habladora, le dijo, "queremos una verdadera historia de la navidad, por favor señor Pepo, la de verdad, que ya nos sabemos muchas pero ninguna es la verdadera."

"Está bien" dijo el ratoncito Pepo, "creo que ya os entiendo, queréis saber, qué significa la navidad, y cual es el verdadero espíritu de la navidad, por qué los mayores se comportan de manera extraña, por qué hace tanto frío y por qué todos somos un poco más felices cuando es navidad ¿no?"
"Siiii!!!!!!" dijeron todos a coro, y la niña además añadió, "y por qué hay gente que no quiere que sea navidad, y gente que no quiere ser feliz, se lo he preguntado a la seño y a mis padres y no me lo han querido explicar, y queremos saber por qué el hombre Flor, el que vive en la casa verde de las afueras, cuando llega navidad se esconde y no nos deja pasar a jugar a su jardín como hace siempre, cierra las ventanas y las cortinas y de repente se convierte, ¡en el hombre Flor antipático!".

"Bueno chicos", dijo el ratoncito Pepo, después de repartir el chocolate y las pastas, cogiendo su pipa de fumar aromas y, colocándose las babuchas de contar historias, "hacedme un sitio, y traedme una mantita que voy a intentar contaros qué significa navidad, y por qué hay personas que como el Hombre Flor, se encuentran mal durante estos días", y mientras ajustaba un poco los troncos en la chimenea, se sentó en su mecedora de contar historias, con su pipa de aromas su mantita, y con los pies calentitos por las babuchas, mirando las caras de los niños embobadas pendientes de lo que iba a decir, y pensaba para sí mismo, "hoy no toca hacerlos reír, hoy toca hacerlos pensar, hacerlos entender, así que esmérate ...."

"Esta historia, esta historia verdadera, comienza como todas las historias en un lugar, pero no es un lejano lugar ni se trata de un reino escondido en los confines de la tierra, esta historia que es verdadera, comienza en la casa de las afueras, la casa que antes era un jardín esplendoroso, antes de que vosotros nacierais, y comienza con dos personajes, pero no dos personajes cualesquiera, no, esta historia es la historia del Hombre Flor, la historia del Perro Ciego Caminante, y algunos personajes más que os iré contando, pero sobre todo, la historia de ellos dos, y es la historia de una navidad y de una amistad", en los ojos del ratoncito Pepo, se podía ver un brillo extraño, que los niños interpretaron como algo emocionante y que iba a ser muy chulo, sin embargo, el ratoncito Pepo, hacía pequeñas paradas en su historia, para respirar, y para intentar contener la emoción porque quería que fuese una historia de navidad feliz, una historia entrañable, pero a veces, hasta las historias felices, te pueden hacer llorar.

"El Hombre Flor, era un hombre flor feliz, joven, fuerte, su tallo era robusto y sus flores eran las más grandes y olorosas de toda la ciudad ratuna, era la flor más bella de todas las flores de la ciudad ratunas y todas las demás flores admiraban su belleza. Entre todas las flores, también la señora Hierba Silvestre, miraba con admiración al Hombre Flor, y con más que admiración, con cariño"

"¡la señora Hierba Silvestre quiere al hombre Flor!,¡la señora Hierba Silvestre quiere al hombre Flor!" gritaron los niños al unísono muy emocionados

SHHHHHH!!!!! Tenéis que estar callados!!!!! replicó Pepo.

Si,  la señora Hierba Silvestre siempre había estado enamorada del Hombre Flor, pero no se atrevía a decírselo porque no se veía bella, ni lo suficientemente guapa, como para gustarle al hombre Flor, que vivía rodeado de muchas Flores, todas muy bonitas, como la Señora Rosa, la Señora Tulipán, la Señora Jazmín ... cómo competir con ellas, tan elegantes, con esas fragancias ...

Sigamos ... el Hombre Flor, era un hombre bueno, lo tenía todo, pero que poco a poco se fue agrietando, no le bastaba ser el mejor, no le bastaba ir de fiesta en fiesta ni vivir en un jardín, veía que cada día era igual al anterior, y que hasta de pasarlo bien se aburre uno, si no tiene con quien compartirlo, y pensó que necesitaba una compañera. Empezó a hacer una lista para elegir a la que sería la Señora Flor, pero mientras estaba en sus cavilaciones para elegir a la Señora Flor, pensando en que solo sería cuestión de elegir, ya que cualquier de ellas le aceptaría, llegó a la ciudad ratuna, otro hombre Flor que estaba de paso, que venía de la ciudad de las flores, donde todos los hombres flor se parecen y todos son apuestos y distinguidos. Se armó mucho revuelo, ante la llegada de este visitante, al que todos trataron fenomenal, desde el Señor Cartabón hasta la señora Espátula, tanto, que incluso decidió quedarse unos días en vista de lo bien recibido que era en todos sitios, y de lo que todos admiraban su belleza.

El nuevo hombre Flor, era muy tranquilo, tenía unas hojas grandes, de muchas formas y era muy colorido, pertenecía a la ilustre familia de los Lirios de la mañana. Los lirios de la mañana, como sugiere su nombre, producen flores que solo duran un día, pero nunca dejan de florecer, dando una flor después de otra durante mucho tiempo, por lo que son muy duraderas y siempre tienen color. El hombre Flor de la Mañana, hablaba muy despacio con una voz muy grave, tenía muchos colores, amarillo, rosa, rojo, naranja, púrpura, blanco, durazno y colores dobles de todo tipo, lo que le hacían muy especial, y pronto se coronó como el Flor más bonito de toda la ciudad ratuna.

El Hombre Flor, de repente se encontró relegado a un segundo puesto, algo a lo que no estaba acostumbrado, pero no se conformó, no sabía que existían los lirios de la mañana, pero no le importaba, él era una gran flor, de las mejores, y decidió que volvería a ser el número uno de las flores de la ciudad, y decidió también que daría una gran fiesta, una fiesta de navidad, pero que realmente era su nuevo proyecto para elegir compañera de jardín, y muy contento, invitó a todas las flores y amigos, para esa velada. Tardó más de tres días en preparar todo, y por fin todo estaba listo para su fiesta, así que abrió las puertas y se alegró al ver a tanta gente que había venido a su celebración de navidad, entre ellos el Hombre Flor de la Mañana, que encumbraba a cualquier otro y que le empezaba a resultar molesto a pesar de que era muy simpático. Durante la fiesta el Hombre Flor, intentaba hablar con unos y con otros, pero todos estaban prestando atención al Hombre Flor de la Mañana, por lo que veía que nadie se interesaba lo más mínimo en él, y ni siquiera pudo encontrar pareja para abrir el baile de las flores, salvo la pequeña Señora Hierba Silvestre, que finalmente fue quien le acompañó para abrir el baile, pero podía ver en los rostros de todos como le miraban y sonreían, pero no sonreían porque sí, (pensaba él) sino porque se reían de él, y pensaban que ya no era tan bello ni tan simpático, y que se conformaba con la Señora Hierba Silvestre, porque ya no podía acceder a las más bellas flores de la ciudad, que andaban todas cerca del Hombre Flor de la Mañana.

"¿Qué te pasa Hombre Flor, por qué tienes esa cara tan triste?", preguntó amablemente la Señora Hierba Silvestre. "Nada!!!! ¿Tú también te vas a reír de mi?, ¿o es que acaso no te das cuenta de lo que está pasando?", contestó de muy mala manera. "Pero si no está pasando nada, están todos muy alegres y contentos en tu fiesta, y yo me alegro mucho de que me hayas invitado, todos estamos muy agradecidos", dijo la señora Hierba Silvestre, extrañada de ese repentino mal humor, y todavía se extrañó más cuando el Hombre Flor, se subió al escenario y dijo:
"La fiesta se ha terminado!!!!! ya podéis marcharos todos a casa!!!!, iros ya!!!!!"

Un silencio invadió todo el jardín, y todos se quedaron estupefactos ante esa reacción del hombre flor, y muy callados, casi en silencio, empezaron a salir mirándose unos a otros murmullando que el hombre flor estaba muy raro, y algunos decían sufrido algún mal de las flores, otros que había tomado alguna poción extraña, otros que era alergia, porque todos pensaban que no era normal. La señora Hierba Silvestre, intentó sin conseguirlo que el hombre Flor recapacitara, que le contara qué le pasaba, pero el hombre Flor solo quería estar solo y no ver a nadie, ni siquiera a las bellas flores que vinieron a despedirse de él, ni siquiera al señor Alcalde, o la señora Espátula, ni siquiera a sus amigos los Hombres Flor del Campo, y muchos menos a la Señora Hierba Silvestre, no quería ver ni oír nada ni a nadie, y cuando todos se fueron, cerró las puertas del jardín, y se metió en casa muy triste, muy desilusionado y con una sensación muy grande de que la mala suerte había llegado a su casa.

Pasaron los días y nadie vio al Hombre Flor por la Ciudad Ratuna, todos se preguntaron si estaría enfermo, si algún virus típico de las flores, o quizá ....

"¡Se había muerto de pena el hombre Flor!!!!!!!", gritaron los niños asustados al ratoncito Pepo, queriendo saber ya la respuesta, sin querer esperar a que la historia lo dijera.
"SHHHHHHHHHHHHH!!!!", volvió a replicar el ratoncito Pepo, mosqueado por la interrupción, y fumando de su pipa de aromas, volvió a retomar su relato, y prosiguió:



El hombre flor estaba muy muy triste, y se sentía sobrepasado, no estaba acostumbrado a no ser el primero, a no ser el mejor, a no ser el más bello, por lo que decidió irse de la ciudad, tenía que aprender cosas nuevas, y tenía que aprender a ser normal, como la gente normal, y por la mañana temprano, se marchó cuando aún todavía no había amanecido para que nadie le viera, nadie, salvo la pequeña señora Hierba Silvestre, que se encontró con él y le preguntó, "hola!!!!, ¿dónde vas tan temprano?" con su alegre vocecilla y su vitalidad, pero no obtuvo respuesta, el hombre Flor la apartó con la mano, y prosiguió su camino, cabizbajo, hacia ningún lado en particular.


martes, 2 de diciembre de 2014

El ratoncito Pepo y el Hombre Serpiente



 
Toc! ¡Toc! ¡Toc!
 P - ¿Quién es??

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!P-
Que .. ¿quién eeeeeeesssssss?


HS - Ssssssssssssoy yo ..... tu queridísssssssssimo amigo serpiente

P - ¿Quién?

HS - Sssssssssssoy yo, tu sssssssssserpiente preferida, el Hombre Ssssssssserpiente

P - ¿Hombre serpiente? ¿Pero cómo tienes la cara dura de venir después de que me intentaras comer la última vez?!!!!!!, todavía tengo un trozo de piel sin pelo por tu culpa.

HS - Ssssssssssolo fue un pequeño despiste, no había comido nada en todo el día, y por un momento me olvidé de dónde estaba y te vi como un delicioso manjar, no pude resistir la tentación y tenía que probar tu carne blanquita y tierna. Yo ssssssssssolo quería darte un pequeño mordisquito en una pata, nada más ....

P - ¿Un pequeño mordisquito? Si me tragaste entero y solo me salvé porque pude agarrarme con el rabo a la pata de la mesa y tirar, si no hubiese ido a parar directamente a tu estómago!!!!

HS - No ssssssssssseas rencoroso, ya te pedí perdón y te dije que fue un despiste, por no haber comido y que no sssssssse volverá a repetir, y para que veas que es verdad, te traigo una bandeja muy grande de pastelitos de queso ...

P - "¿Pastelitos de queso?!!!!!, bueno, quizá me he pasado un poco ....  hombre, si solamente fue un acto instintivo, propio de tu naturaleza reptiliana, y si ya me dijiste que no iba a volver a pasar, creo que ya podemos olvidarlo ..." dijo el ratoncito Pepo mientras abría la puerta pensando solo en la cantidad de pasteles que podría haber en esa bandeja.

HS - Ves? Te he traído una bandeja de las grandes, porque ssssssssssé que te gustan, para demostrarte que estoy muy arrepentido de lo que pasó, y porque me gustaría volver a cómo estábamos antes, tomando el té de las cinco todos los jueves.

P - "La verdad es que es todo un detalle por tu parte, traerme estos quesitos, y es que tampoco fue para tanto hombre, apenas me dolió y pude salir a tiempo, anda pasa, voy a prepararte un té mientras voy colocando estos pastelitos" ... dijo el Ratoncito Pepo mientras ya iba comiéndose uno de ellos camino de la cocina.

Y los dos amigos entraron en la pequeña casa del ratón, que para el Hombre Serpiente era pequeña, pero se encogía y se hacía un ovillo, y podía moverse libremente haciendo círculos, mientras iba mirando la nueva decoración de la casa, los nuevos retratos, la chimenea que había puesto para el invierno, el nuevo sofá y el salón tan acogedor.

HS - ¿Y esta casa nueva? Esssss mucho mássssssssss chula que la anterior, y tiene másssssss espacio.

P - "Los de la ciudad de la geometría, que me la arreglaron hace tiempo, unos chicos muy apañados". dijo el ratoncito desde la cocina.

Y así transcurrió la tarde, charlando y tomando té con pasteles. El Ratoncito Pepo no paraba de comer, la gran bandeja que le habían traído se estaba vaciando rápidamente, le había abierto aún más su ya de por si gran apetito, y no se saciaba por mucho que comía y comía.

Y comió y comió, y su panza cada vez estaba mas llena, sus piernas cada vez mas gordas, y sus orejas cada vez más arrugadas.  Estaba cada vez más hinchado y el Hombre Serpiente empezó a preocuparse.

HS - "Oye Pepo, no te parece que estássssssssss comiendo demasiado?", decía mientras le veía cada vez más redondo.

P - Noooo!!!! Estos pasteles están buenísimos, y tenemos que celebrar que volvemos a ser amigos, además ya casi no tengo hambre, no te preocupes, uno más y paro.

HS - Ya Pepo, pero es que llevas varias horas comiendo, y no has parado desde que llegamos, te traje esta bandeja grande porque pensé que te duraría unos cuantos días, y ssssssssssssolo te quedan ssssssssssiete pasteles, ¿Cómo puedes comer tantísimo?, te van a sentar mal.

P - Es una tradición de familia ... todos en mi familia ratuna comemos igual, y creo que yo soy de los que menos comen, así que imagínate como sería el abuelo Ratocón, que comió sin parar durante ocho días seguidos y cuando descansó se durmió, y al despertarse, pidió un desayuno de queso.

El Ratoncito Pepo, apenas podía moverse, había comido tanto que se había quedado atrapado en la silla, y tampoco tenía fuerzas para incorporarse y estaba sudando como un pollo, por lo que empezaba a tener un color rojizo fuerte y a oler a carne fresca.
   

HS - Pepo .... essssssssstás bien??? te veo algo colorado y apetit... caluroso, quieres que abra una ventana o algo?

P - "No, no te preocupes, ya voy yo" dijo el Ratoncito Pepo, con cierta intranquilidad, ya que veía en los ojos de su amigo el Hombre Serpiente, una mirada especial, igual que la que él ponía cuando veía queso, y no le estaba gustando, pero al momento miraba hacía el queso y se le pasaba. Intentó incorporarse y levantarse, pero cayó rodando por le suelo como si fuese una albóndiga, y estaba a punto de chocar contra la pared, cuando el Hombre Serpiente, con un gesto rapidísimo, estiró la cola, y lo detuvo.

HS - "Pero ten cuidado hombre!!!! Has estado a punto de romperte la crisma contra la pared, ¿en qué estabas penssssssssssando?", decía mientras con su cola, ponía derecho al Ratoncito Pepo y le limpiaba el polvo de la espalda y de las patas, a la vez que lo recomponía.

P- Ufff, gracias, creí que me chocaba, veo que sigues tan rápido como siempre.

HS - "Sssssssssi, y tú has engordado como un pollo Pepo, pero como has podido comer tanto?" , decía el Hombre Serpiente, mientras empezaba a mirar al Ratoncito Pepo y a imaginarse un pollo al horno, con patatas, con aceite por encima, con algo de cebolla y muuuuucha pimienta como le gustaba. "Esto Pepo, creo que ha llegado la hora de irme .... " dijo, con la voz temblorosa, porque se le nublaba la vista, y le empezaba a caer una babilla por los colmillos afilados ...

P - "¿Pero cómo ya te vas?, bueno, voy a ver si te puedo acompañar hasta la puerta", y de nuevo, se levantó con mucho cuidado, ayudado por el Hombre Serpiente, y se dirigía hasta la puerta con mucha dificultad y sin casi poder moverse.

HS - "Bueno Pepo, no te preocupes, ya salgo yo, quédate ahí, que ya me marcho ...." y se deslizó suavemente hasta la puerta, intentando no mirar hacia atrás, ni pasar por delante del Ratoncito Pepo, que empezaba a oler muy bien, y a flotar por la habitación encima de una bandeja con fondo de patatas y con una decoración de coliflor, zanahoria y limón .... "Uff, debo pensar en otra cosa, no puede sssssssssser que me pase otra vez", pensaba el Hombre Serpiente mientras se dirigía a la puerta.

Una vez que hubo llegado a la puerta, el Hombre Serpiente respiró, y al sentir el aire limpio de la calle, se relajó y pensó, "menos mal, un minuto más y me lo zampo", y volvió a estirarse y desplegarse, una vez ya fuera de la casa. Pero en ese momento, escuchó una voz que le llamaba a gritos, desde el fondo de la casa:

P - "Hombre Serpiente!!!! Hombre Serpiente!!!!!, te has olvidado la bandeja!!!!", decía el ratón, desde el fondo de la habitación.

HS - "Da igual !!! ya vengo otro día , déjalo, adiosssssssss", decía el Hombre Serpiente mientras se alejaba y veía cada vez más apetitoso al Ratoncito Pepo,  y empezaba a temblarle la voz, y a afilarse sus colmillos y empezaba a inflamarse su cuello ....



P - "Nooooo, venga ven y te la llevas", decía mientras se acercaba a la puerta torpemente, moviendo su enorme panza de un lado a otro, "si no me cuesta trabajo, ya ves que estoy muy ágil y se me ha pasado ... ", pero casi sin poder moverse y sudando cada vez más, presentaba un aspecto lamentable, pero a la vez muy apetecible.

HS - "Está bien, voy, esssspera", dijo el Hombre Serpiente mientras daba la vuelta y se volvía a meter en la casa, pero solo medio cuerpo, porque no quería volver a tener que enrollarse, y avanzaba poco a poco hasta el ratoncito, al que veía ahora como un pequeño dulce de chocolate con vainilla, avellanas y nata que le esperaba sentado sobre una mesa de crema y bizcocho. "No debo pensar, no debo pensar, ssssssssolo entrar y sssssssssssalir" se repetía el Hombre Serpiente, mientras se acercaba, mientras sus ojos se volvían cada vez más afiliados, sus colmillos chirriaban unos contra otros, y su cerebro repetía  "comida ... comida ... "

P - "... aquí la tienes" dijo el Ratoncito mientras le acercaba la bandeja vacía y se había comido ya los últimos pasteles de queso, y estaba a punto de reventar, sin poder moverse y sin poder casi decir una palabra.

El Hombre Serpiente no pudo más, y ante la imagen de ratón gordo y goloso que se le presentaba delante, le fue imposible reprimirse y ZAAAAASSSSSSSSS , le lanzó un bocado para meterse por completo el ratón en la boca, pero .....

P - "¿Pero qué haces?"
HS - mmmmmgggggggaaaaaaa guuuuuuuaaaaaaaaaaaa

El Ratoncito Pepo había comido tanto y estaba tan gordo, que no cabía por la boca del Hombre Serpiente y se había quedado atorado, y ahora no podía ni salir ni entrar, y el Hombre Serpiente estaba empezando a asfixiarse, y presa del pánico, apretó aún más la barriga del Ratoncito Pepo para ver si podía escupirlo

P - "No!!!!!! No hagas eso !!!! que he comido demasia........ " PUMMMMMMMMMM, el Ratoncito Pepo no pudo aguantar más y entre gases, quesos, tropezones etc .... explotó y descargó todo lo que había comido sobre el estómago del Hombre Serpiente que ahora parecía un globo, porque tenía la cabeza y la cola normales, pero su barriga era una enoooorme bola llena de queso.


 HS - Pepo, me encuentro muy mal .... llévame al hospital de sssssssssserpientes .... por favor

P - "Uffff, estoy como nuevo", dijo el Ratoncito Pepo, incorporándose, y sintiéndose mucho mejor. "No te preocupes que ahora mismo llamo", de nuevo era un ratón delgado y se podía mover con libertad, y así, avisó a los perros médicos, para que se llevaran a la maltrecha serpiente. "¿Qué le ha pasado?"  dijo el inspector médico, "pues que ha comido mucho queso y se le ha indigestado, cosas de serpientes", respondió, "¿una serpiente que come queso?, qué cosa más rara", dijo el inspector mientras metían a la serpiente en la ambulancia y se la llevaban de urgencia porque era un caso muy muy raro de indigestión reptil a causa de queso.

Pasados los días, el Ratoncito Pepo, visitó a su amigo en el Hospital Perruno, que ya estaba mucho mejor, le habían limpiado y vaciado el estómago, pero en el historial ponía que le había cogido aprensión al queso y a los ratones, ya nunca más iba a acercarse a un ratón y mucho menos, a una bandeja de pastelitos de queso o cualquier cosa que se le pareciese.

HS - Queso no!!!! Aparta eso de mi!!!!!!  Fuera de aquí!!!!! Pero bueno, no has tenido bastante!!!!!

P - "Pero si te traía una bandejita de pasteles de queso para comerlos juntos ...." dijo el Ratoncito Pepo mientras tenía que salir de la habitación porque el Hombre Serpiente le estaba tirando todas las cosas que se encontraba en la mesita de la habitación, un reloj, unas cartas, unas flores de sus amigas serpientes, hasta un paraguas de colores que tenía,  "vale vale, ya me voy,  pero seguro que querrás venir a tomar un té un día de estos y entonces no te abriré ... ", dijo mientras se marchaba y cantando y silbando, muy contento porque no iba a tener que compartir la bandejita de quesos, que ahora era toda enterita para él. "Nunca entenderé a las serpientes".

jueves, 13 de noviembre de 2014

Las mini historias

A Joseleitor le encantan las mini historias, aunque le dan coraje, porque, son las que uso cuando no tengo ganas de contar cuentos largos, y les cuento las mini historias que son muy cortas, que sé como empiezan pero que nunca sé por dónde van a salir y cómo van a acabar. El se desespera, porque ya se las sabe y no quiere volver a escucharlas, pero como cambiamos el ámbito ... al final se engancha y empieza a imaginar los nuevos finales y las nuevas tramas, y disfruta con su cabeza de tio chalao que Dios le ha dado.

Aquí van los principios ....

Maria Sarmiento ... Esta es la historia de Maria Sarmiento, que se fue a cagar y se lo llevó el viento .... y ya no se supo nada del mojón de Maria Sarmiento, hasta que pasaron muchos años, María Sarmiento murió, y lo dejó de testamento.

El bombero Jose Luís ... El bombero José Luís, que era bombero, y se fue a cagar, y se cagó en un agujero .... el mojón bajó y llego a la alcantarilla, las ratas lo olisquearon y jugaron con él, los perros lo olieron y jugaron con él, y al final terminó en el basurero.

Josefita España .... Había una mujer que se llamaba Josefita España, que un día se aburrió y se fue a cagar a la montaña, el mojón rodó , y al final Josefita España, se lo encontró en su cabaña.

El amigo Vicente .... El amigo Vicente, un día, se fue a cagar al puente y el mojón se lo llevó la corriente, bajó por el río y llego hasta el estanque, donde se paro y apestó bastante, y al final el lugar se quedó sin gente.

La mosca cochina .... Era la mosca que entró y se cagó en la oficina, la persiguieron y la encontraron, la intentaron coger y no pudieron, así que con un periódico le dieron, y luego se convirtió en la mosca espachurrá que por la ventana salió dispará.


Un día de estos ... desarrollaremos las mini historias.

Cataluña y los niños

Estaba preparando la mesa, con la radio encendida, mientras se comentaba la noticia de la consulta sobre la independencia en Cataluña, y el Pi me preguntó "¿Papi, es verdad que Cataluña se quiere separar de España?", me quedé atónito y un poco descolocado por la capacidad de escucha que tiene aunque creas que no está echando cuenta . Empecé a pensar, cómo responder a algo que ni siquiera los mayores tenemos claro, cuando Joseleitor continuo con las preguntas, mientras masticaba un trozo de pan empapado en la ensalada, que llevaba media hora meneando,  "pero se van a separar como España y Portugal, o como España y África". El Chiquinaita, que estaba pendiente pero no alcanzaba a entender bien de qué se estaba hablando, preguntó a sus hermanos, "¿como se hace una independencia?".

En este momento me callé, y estuve muy atento a la conversación, el Pi, que siempre es ilustrativo dijo, "mira, es como una casa, imagínate que el salón, decide que no quiere ser de la misma casa y que quiere ser otra casa nueva, pero no se puede mover del sitio", y Joseleitor dijo, "no Pi, no es como una casa, porque hay muchas casas, es como un bloque de pisos que son muchas casas distintas, pero todas forman el bloque, y uno de los pisos dice que no quiere ser del bloque", y el Chiquinaita siguió con sus preguntas, "y para qué se quieren separar si están pegados, no pueden no? Hay un río? Porque si hay un río ya se separan". En este instante intento explicarles que la independencia que buscan es económica y social, que buscan ser diferentes, un hecho diferencial, aunque estén pegados al resto de España, porque no se identifican con el resto de los españoles y que quieren que se les deje de decir españoles, ¿pero ser solo catalanes es menos que ser españoles no? me pregunta Joseleitor, y yo le contesto que son españoles y catalanes, que no se podría ser catalán sin ser antes español, porque España es más antigua y más grande que Cataluña, y que deberían sentirse orgullosos de ser españoles y catalanes, pero que solo se sienten orgullosos de ser catalanes y no españoles. "¿Y la abuela, va a dejar de ser española?¿y también de Europa?", vuelvo a explicarles que además tendrían que salir de Europa, porque no podrían pertenecer a la Unión Europea, y le explico al Chiquinaita que España pertenece a la Unión Europea, y que Europa es un conjunto de Países, que están unidos por algunas leyes, por una moneda que tienen todos en común, que son los euros, y que procuran entre todos ayudarse para que se mejore a nivel global, como si fuese una urbanización, que entre todos pagan el arreglo de la piscina, de las zonas comunes, de los columpios etc., para que sea más barata y puedan disfrutarlo entre todos, y que una de las casas de la urbanización, decide que no quiere pertenecer a la urbanización, pero por contra, quiere seguir usando las zonas comunes, y quieren seguir teniendo los privilegios que les da pertenecer a la urbanización, porque creen que aportan más a la comunidad que el resto de los vecinos.

Son unos carotas, dice Joseleitor, y entre risas y frases, terminamos de comer, sin saber muy bien si yo les había enseñado algo a ellos, o más bien, su simpleza y su forma de ver la vida, me había enseñado a mi. Es un gusto comer con ellos, más bien, es un gusto vivir con ellos.

En los postres, les tranquilicé diciéndoles que su abuela iba a seguir siendo catalana y española, y además andaluza de adopción, y que no tenía planes de independizarse de nosotros, que además, donde ellos estuviesen, allí iba a estar yo, así que nos daba igual el país, la autonomía o la ciudad, y que las familias siempre estarían por encima de los territorios.

domingo, 19 de octubre de 2014

El Ratoncito Pepo y el Hombre Culo



Cada año, por estas fechas, el Ratoncito Pepo, se da un largo paseo al centro del pueblo a recordar a uno de sus mejores amigos, el Hombre Culo, y siempre se acuerda, de cómo era y de cómo se marchó ... y espera que algún día vuelva por allí, porque se le echa mucho de menos.







¡Toc! ¡Toc! ¡Toc! 
 P - ¿Quién es??

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!P-
Que .. ¿quién eeeeeeesssssss?


HC - Ejem, ejem, buenos días pequeño y aspero ratón, soy yo.

P - Hombre Culo!!!! ¿Cómo te atreves a venir a mi casa después de lo que hiciste?, todavía recuerdo la vergüenza, todo el mundo mirando en el restaurante, todo el mundo murmurando, el Hombre Chef que vino a echarnos ... , y sobre todo el olor, ese olor penetrante, que se quedó impregnado en mi ropa durante días, es que te pasaste Hombre Culo, te pasaste.

HC - ¡Te vuelvo a repetir que no fui yo! Que todo el mundo me echó la culpa, no sé por qué, pero yo no fui, fue la señora del abrigo que estaba justo en la mesa de al lado, que no decía nada y además, seguro que había comido habichuelas, créeme, yo sé mucho de olores, y ese olor tan fuerte era el olor de habichuelas verdes del día anterior, que no habían hecho bien la digestión, tienes que creerme, yo nunca suelto gases en público y tú lo sabes, además, tú siempre dices que soy el culo más limpio de toda la ciudad, y desde que uso toallitas húmedas da gusto salir conmigo porque parezco hasta más suave.

P - Ya ya, pero es que no esperaba que justo en la cena que hacían en mi honor los de la ciudad geométrica, empezaras a soltar gases a diestro y siniestro y encima, poniendo esa cara de "yo no he sido" ...

HC - ¡Pero es que yo no fui!¡A ver si te enteras! que fue la tía puerca de la mesa de al lado, no yo ...

P - Bueno, la verdad es que tengo que reconocer, que aprovechando el ruido, quizás yo también soltara algún que otro pedo ... porque tenía el estómago a punto de explotar y necesitaba hacer un poco de aire ... y como pensé que eras tú quien estaba gaseando, aproveché el momento para echar uno o dos peillos, pero de los chicos, de los que no huelen. Y no te enfades, que casi no sonaron.

HC - Lo ves!!!!! Pero claro, como el hombre culo estaba en la sala, la culpa de los pedos y los olores siempre es de él, ¡como no!, hasta mis mejores amigos aprovechan para culparme de sus pedos, y a nadie le importa cómo me pueda sentir yo, siempre estoy cerca para que todos me miren y todos murmullen ... "ea mira ... otra vez se ha cuescao el hombre culo". ¡Pues no! ¡Ya estoy harto!, me largo de esta ciudad y no pienso volver.

P - ¿Pero qué dices Hombre Culo, cómo te vas a marchar de la ciudad, si dentro de nada es el concurso anual de pedos?, y,  ¡no podremos ganar si no estás tú!

HC - Pues por eso, solo me queréis para ser los primeros en los concursos de pedos, y me tenéis harto, siempre igual desde un mes antes comiendo espinacas, lentejas y judías, estoy muy cansado de esos juegos tontos, a mi lo que me gusta es leer, tomar buen vino, viajar, ver mundo, y vosotros solo pensáis en los concursos y en ganar a todas las ciudades de alrededor, ¡se acabo!. - Y dando un portazo, se marchó por donde había venido, con muy mala caraculo y con un mal humor que crecía por momentos.

P -  “Debo hacer algo, no puedo dejar que mi amigo se vaya así, y sobre todo, no podemos perder el concurso anual de pedos, ¡eso si que no!, a ver qué se me ocurre para resolver esta cuestión ... y se puso manos al queso para diseñar una estrategia infalible que le permitiera que el Hombre Culo se sintiese bien y volviese a ser el culo de siempre, y sobre todo, estuviese en perfectas condiciones para competir, no iba a ser fácil porque esta vez el Hombre Culo tenía un mosqueo considerable, pero con un poco de queso, su pipa y su sofá, el Ratoncito Pepo era capaz de todo.

Y pensó y pensó  ... y comió y comió , y pasaron varias horas hasta que por fin ...  “Eureca!!!! ya lo tengo, voy a organizar el gran día de comer hasta reventar y soltar ventosidades, de este modo, todo el mundo podrá peerse cuando quiera y todo lo que quiera, y sobre todo el Hombre Culo, no tendrá que guardar las apariencias y podrá explayarse como nunca”, y más contento que unas castañuelas el Ratoncito Pepo, habló con las autoridades, habló con la gente del mercado, habló con la bibliotecaria, con el Hombre Lápiz y el Hombre Linterna, y todos estuvieron de acuerdo en que había que hacer algo para que el Hombre Culo se sintiese bien, y sobre todo, sería una fiesta del olor, pero .... ¿Cómo resolver el problema del mal olor? ” pensó el Ratoncito Pepo, ya está ... nos traeremos a todos los hombres flor de la comarca, y a todos los hombres viento para que los vayan empujando el mal olor por las ventanas, si conseguimos que haya corriente, no pasará nada”.

Cuatro días después, ya estaba todo preparado para la gran ocasión y enviaron al Hombre Alfombra para que fuese a casa del Hombre Culo a llamarle, acompañado del Ratoncito Pepo, vestido para la ocasión y le invitasen al mayor evento culinario de la historia, iba a ser el día más sonado de toda la zona, y cada año vendrían visitantes de otras ciudades y otros países, porque iba a ser la fiesta pestosa mejor del mundo.

Una vez en su casa, el Hombre Culo, no salía de su asombro, ya tenía casi preparadas las maletas para marcharse, pero pensó que tanto esfuerzo y dedicación por parte de los habitantes de la ciudad, merecían que al menos, acudiese un ratito a aquella fiesta de las ventosidades, que prometía ser muy divertida y que no dejaba de darle curiosidad.

HC - Mmmmm, De acuerdo, voy con vosotros

P - Perfecto, nos vemos allí en cinco minutos, vamos preparando.

El Ratoncito Pepo se adelantó, avisó a todo el mundo, apagaron las luces y esperaron en la puerta a que entrase el Hombre Culo, y en cuanto el Hombre Culo hubo entrado un poquito.

P - ¡Ahora! ¡ Todo el mundo a peerse!  ... y todos los habitantes de la ciudad ratuna empezaron a soltar pedos a cual más gordo, pedos sonoros, pedos de aire, pedos de silbidos, incluso, hasta pedos elegantes como los de la Señora Pluma, que siempre soltaba unos pedos tan suaves que parecían brisa marina .... Todos los de la ciudad estaban entusiasmados pegándose peos y más peos a diestro y siniestro, nadie se había querido perder la fiesta, llevaban horas comiendo para poder soltar todo lo que llevaban dentro, y las ventanas abiertas sacaban fuera todo el olor, y todo, en honor al Hombre Culo y su día,  “Vamos Hombre Culo, te toca”, dijo el Ratoncito Pepo, mandando a callar a todo el mundo, y haciendo que todos prestaran atención a la puerta.

HC - Pero yo .... yo no puedo ...

P - ¡Que sí! ¡Lo más fuerte que puedas!, esta fiesta es en tu honor, hoy vas a poder divertirte como nunca, igual que todos, y nadie te va a decir nada, ¡vamos!

HC - Pero Pepo yo, yo nunca lo he hecho ...

P - ¡Venga!, no te lo pienses, lo llevas dentro, seguro que con un poco de esfuerzo lo puedes conseguir!!!

Y todos empezaron a animar al hombre culo, todos tocando palmas y esperando el gran acontecimiento. El Hombre Culo llevaba tantos años aguantándose, que no sabía tirarse pedos en público, era superior a él y por más que intentaba, no sabía qué hacer.

P - Vamos, confía en nosotros, ¡tú puedes!

Y el Hombre Culo, haciendo acopio de energía, sin pensarlo, cogió aire, respiró profundamente, apretó los puños, se echó un poco hacia atrás, y con todas sus fuerzas, apretó y apretó hasta que ya no pudo más, aún así pensó “debo ser fuerte, aguantar hasta el límite, no puedo defraudarles”, y siguió apretando y aguantando ante la atenta mirada de todos, que mantenían unos segundos de tensión esperando el desenlace ...  y entonces, BRRRRUMMMMMMMMM dejó salir un enooooorme y ruidoso pedo, el pedo más grande que jamás nadie se hubiese imaginado, el pedo más potente y más enérgico de toda la historia, el pedo que quedó para la posteridad como el "Gran Pedo".





Aquella fue la última vez que se vio al Hombre Culo en la antigua Ciudad Ratuna, el Ratoncito Pepo quedó conmocionado por lo que ocurrió y tardó meses en ser el mismo, el centro de la ciudad quedó completamente destruido y hubo que reconstruirlo varios kilómetros más abajo. Todo en aquella zona quedó carbonizado, se hizo un enorme cráter donde estaba la antigua plaza mayor, que hoy día es "Lago del Pedo", en el que y que cada año, por estas fechas, se conmemora la partida al espacio de Hombre Culo, que se cree sigue viajando por las estrellas, impulsado por sus pedos, recorriendo otros planetas, pero seguro también, intentando volver algún día a la ciudad Ratuna, porque es aquí donde está su hogar.


Todos los habitantes muy afectados, decidieron desde entonces, prohibir los pedos en la Ciudad Ratuna, y desde entonces, nadie más ha vuelto a expelir ventosidades en público, por todos los rincones de la ciudad, se pueden ver carteles que avisan del peligro, y sobre todo, nadie quiere manchar la memoria del Hombre Culo, porque en el fondo, todos esperan que vuelva pronto.

   

Y así es como el Ratoncito Pepo recuerda estos días, los días en los que su amigo el Hombre Culo, se convirtió en el Hombre Culo de las Estrellas, y muchas noches, si está mirando al cielo el Ratoncito Pepo y ve una estrella fugaz, sonríe, porque sabe que alguna de ellas puede ser su amigo el Hombre Culo, feliz en el espacio, donde no hay olores, y donde puede, moverse libremente, pedo va y pedo viene, para viajar por todos los lugares que quiera, y conocer otros mundos y otros planetas, como siempre había sido su ilusión.




















viernes, 10 de octubre de 2014

4.- El Ratoncito Pepo y el Hombre Mojón






¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!
 P - ¿Quién es??

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!P-
Que .. ¿quién es?






HM - Hoooooooooola, Pepo, soy yo, el Hombre Mojón, abre que me estoy mojando!!!

P - Hombre Mojón!!!! , ¿Cómo tú por aquí?, ¿cómo te va, sigues siendo el kilómetro trece?

HM - No Pepo, ya no, ahora soy el el "Km. cero", ¿a que es chulo?

P - ¿Cómo, el km cero? Pero si eso no existe, es como llamarse nadie o no tener nada en la nevera, es como ir a comer y que no haya queso, ¿como vas a ser el km. cero?

HM - ¡Que no hombre que no! Resulta que soy el punto kilométrico cero, donde empiezan todas las carreteras, el punto central, imagínate, un mojón de pueblo como yo, convertido en el mojón del kilómetro cero de la gran ciudad, mi madre mojona está muy orgullosa de mi, y mi padre el padre mojón, no cabe en si de alegría, y está todo el día paseando por el pueblo, para presumir de su hijo el mojón cero, y ya me han hecho mojón predilecto de la ciudad, y me invitan a todas las convenciones y fiestas de mojones.

P - Pues no sé ... me parece que era más divertido ser el km. trece, que ser ahora el km. cero, que es como no ser nada, es como ser un mojón aburrido, con un número muy aburrido, y unos colores muy aburridos, el rojo es que es un color que ... no sé .....

HM - Hombre, un poco aburrido si que es, pero es que ya estaba cansado de que se riesen de mi, por ser el número de la mala suerte, de que la gente viniese y se sentase encima de mi, o que viniese un rebaño de cabras y empezase a soltar cagarrutas a mi alrededor, por no nombrar, a las vacas que llegaban y me baboseaban llenaban todo de boñigas. Ahora soy un mojón distinguido, tengo todo el día a muchos niños haciéndome fotos, la gente viene a verme desde toda partes y sobre todo, no dejan que ningún perro se acerque y se cague en mi, tengo mi propio espacio en la acera, y me pintan de nuevo todos los años.

P - Si tú lo dices ... pero no te veo muy bien pintado .... más bien te veo pintado a tiras, como si estuvieses descolorido.

HM - ¡Por eso vengo! Resulta que la última vez que me pintaron, me pusieron pintura se seco, y ahora que ha llovido y me he mojado, mi cero se ha borrado y se ha quedado como si fuese un uno, ¡te lo puedes creer!!!!. ¡No puedo ser el mojón del km. uno, tengo que ser el mojón del km. cero! Ahora no puedo perder mi número, ni mi sitio en la cera, ni mis cuidados ....



P - Pues yo diría que estás mucho mejor de uno que de cero, ¿no?

HM - No Pepo, por Dios, ¿qué dices? Necesito volver a ser el km cero, si no todo el mundo volverá a reírse de mi, seré el hazme reír de todos los mojones, ¡volveré a ser un mojón normal!., y mi padre pensará que soy un mojón fracasado, y mi madre, ¡ya no estará orgullosa de mi!.

P - ¿Pero qué dices tontaina?,¿qué tiene de malo que seas un mojón normal? Antes eras un mojón muy normalito, venías mucho más a menudo, recuerdo que nos echábamos partidos de fútbol de mojones contra semáforos, nos tomábamos refrescos por la noche cuando nadie pasaba por la carretera, asustábamos a las motos, y hasta me dejabas dormirme encima tuya, eras un mojón de lo más chulo.

HM - ¿Te acuerdas?, ¿de verdad te parecía que era un mojón chulo?, pero si era solo un mojón más, el número trece, un mojón perdido en mitad de una carretera, con un número que nadie quería ver.

P - Pues claro que me acuerdo, yo y todos los mojones de aquella carretera, sobre todo la mojona km. quince, "la niña bonita", que siempre te estaba echando un ojo cuando tú no mirabas y que todos sabíamos que te gustaba un montón. No hay nada de malo en ser normal, al revés, yo creo que es más importante ser normal que ser único, la gente única termina por aislarse y se queda sola, en su trocito de cera, esperando que la gente venga a hacerle fotos, y no sirve ni para que los perros la huelan, eso es ser un mojón de baja calidad, un mojón secundario, solo los mojones menos divertidos querrían ser el mojón cero, que te lo digo yo.

HM - No sé Pepo, no sé qué decir, ¿de verdad crees que es mejor ser el número trece?, el mojón de la mala suerte, el que la gente murmulla y se cambia de cera, cuando te ven pasar, para que no le traigas mala suerte, el mojón gafe.

P - No!, el trece no, vamos a cambiarte la cara, piensa un número, ¿cual te gustaría ser?

HM - Pues no sé, el cinco, el siete, podría ser uno de muchos números, el cuatrocientos, o uno con unos números redondos, el ochenta, el cuarenta y siete ....

P - ¿Lo ves?, ya estás volviendo a ser tú, el mojón divertido que yo recordaba, un mojón con imaginación, y ya se qué numero te voy a poner, lo tengo claro!

P - Vamos a ponernos manos a la obra, primero vamos a borrar ese careto aburrido que te han pintado y vamos arreglarte un poquito, y vamos a quitar esos colores tan aburridos y vamos por unos colores más llamativos, más acordes con un mojón alegre y simpático como tú, vamos a sorprender a la mojona quince, !tú déjame a mi!


HM - No sé Pepo, no sé, no estoy seguro ... HM - ¡Pepo, Pepo! ¿Qué haces?, ¡estate quieto!, Pepo! Pe!...


P -  “¡Que te calles puñeta!”, dijo el Ratoncito Pepo mientras le metía la brocha en la boca, para que se callara, y seguía pintando mientras iba silbando y cantando ... "ratón que pintas con amor .... ", o aquella tan famosa entre todos los ratones, de "noches de bohemia y requesón...", y su canción preferida, "donde estará mi queeeeso, donde estará mi queeeeeso .... donde quiera que esté ... mi queso es mio!!!!".




Y pasaron dos horas mientras el Ratoncito Pepo pintaba y pintaba, y cambiaba los colores aburridos del mojón por colores divertidos, y sobre todo, pensando en el número que iba a pintar, y se acordaba de la carretera donde vivía el mojón en el pueblo, y que todos los números era impares, y que quería que estuviese al lado de la mojona número quince, pero no quería que siguiese siendo el número trece, porque no era un mojón que trajese mala suerte, al revés, era un mojón que siempre era agradable y simpático, por eso, iba a dejar de ser el número trece, pero volvería a estar al lado de la mojona quince.

P - “¡Ya está!, ha quedado que ni pintado , jajajajaja”, dijo el Ratoncito Pepo haciendo un chiste,  “mírate anda, te traigo un espejo”.

HM - Oh!!!!!!! Pepo!!!!!! Pero, como puede ser!!!! si es mi número preferido, y estaré situado al otro lado y la gente no me dirá gafe ...



Efectivamente, ahora era de nuevo un mojón de carretera, blanco y reluciente, con su caperuza amarilla y su flamante diecisiete pintado, y el Ratoncito Pepo estaba muy orgulloso porque le había quedado "que ni pintado" y además, el color rojo es un color muy feo, sin embargo el amarillo, el color del queso, es el mejor color del mundo, y su buen amigo El Hombre Mojón, ahora tenía un color amarillo parmesano estupendo.

HM - ¡Pepo, de verdad que esta vez te has superado!

P - “Por supuesto mojoncito, no esperarías menos de mi, ¿verdad?”, dijo el Ratoncito Pepo, con una medio sonrisa, sabiendo que su amigo se había quedado alucinado y que estaba mucho más contento de lo que parecía .... “Anda, corre, vete a ocupar el punto kilométrico diecisiete, y no tendrás problema, porque el antiguo diecisiete, hace años que se marchó, y su punto no lo ha ocupado nadie desde entonces ....”

HM - ¡Estás en todo amigo! Me voy corriendo, estoy deseando que todos vean mis nuevos colores y mi nuevo número, ¡voy a ser el mojón más chulo del pueblo!

P - “¡Así se habla mojoncito!” dijo el Ratoncito Pepo, mientras miraba como se alejaba corriendo el Hombre Mojón, con su número recién pintado, “creo que me he ganado un buen zumo de queso, con unos cereales de queso y una tostada con queso de untar ... ” y como siempre que estaba contento, se fue directo a la cocina, pensando en la súper tostada de queso que se iba a comer a la salud de su querido amigo, el mojón diecisiete.

domingo, 5 de octubre de 2014

3.- El Ratoncito Pepo, y el Hombre Mitad







¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!   
P - ¿Quién es??

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

P- Que ¿quién es?




HM - Muy buenas Pepo, pasaba por aquí y me dije “¿Qué hago? ¿visito o no visito al Ratoncito Pepo?”, y aquí estaba pensando cuando he pulsado el timbre, pero sin querer pulsarlo ...


P - ¡¡Hombre mitad!! ¡¿Qué tal?, ¡¡cuánto tiempo!! Ya echaba yo de menos tus medias decisiones y tus medias preguntas y tus medias respuestas.

            El hombre mitad nunca estaba seguro de nada, siempre todo le parecía bien y mal, y nunca sabía cómo decidir cuando tenía dos opciones por delante, nunca sabía por cuál decantarse. Y, si le dejabas pensar, entraba en un estado de pensamiento profundo, sonaba un zumbido (¡¡Szszszszszsz!!), se quedaba bloqueado y había que darle un toquecito (suave) en el hombro para que volviera a reaccionar, porque si no era muy peligroso... Eso lo sabía muy bien el Ratoncito Pepo, que siempre respondía rápidamente para que al hombre mitad no le diera el "chan", que era como llamaba Pepo a ese estado "duda" del Hombre Mitad.


P - ¿Te apetece tomar algo, un café? 



HM - Pues sí, me apetece tomar algo, ¿tienes algo más?


P - Sí claro, también tengo té.


HM - Café o té... (!!!!!)  


P- Noooo , no tengo té, perdona, solo tengo café, el té se acabó (¡ufff!) - dijo rápidamente el Ratoncito Pepo, temiendo que al Hombre Mitad, le diera el chan, se pusiese a temblar y terminase por explotarle la cabeza y llenase todo de dudas. Las dudas del Hombre Mitad eran muy asquerosas, parecían mocos y dejaban todo perdido, era como un estornudo de hipopótamo; pero como si antes hubiese comido lentejas. Por eso nadie quería que el Hombre Mitad entrase en un chan, y sobre todo, había que darle un toquecito antes de que explotase, si no, podías pasarte dos o tres horas limpiando.


HM - ¡Oh, vale, tomaré un café entonces! Ya sabes cómo me gusta, mitad caliente, mitad frío.


P - Si, si, por supuesto, y ¿cuánta azúcar?


HM - Solo dos medios terrones de azúcar 


P - Vale, pero ¿no es lo mismo un solo terrón entero que dos medios terrones? 


HM – Pues... (!!!!!)


P - Vale vale vale vale, te pondré dos medios terrones, mira, los tengo aquí ya apartados ... (ufff, otra vez, tengo 
que cuidar más lo que digo, estoy desentrenado después de tanto tiempo de ver al hombre mitad).

El Ratoncito Pepo se marchó a la cocina y dejó al Hombre Mitad en el salón. “Estás en tu casa, siéntate donde quieras” y el Hombre Mitad se quedó pensativo mirando unas sillas muy chulas que había en la mesa y la comodidad del sofá. "¿Sillas o sofá?” y... (!!!!!!!!!!!). El Ratoncito Pepo estaba preparando el café y las cucharillas, cuando de repente empezó a escuchar un zumbido... “¡Oh no!” y salió corriendo hasta el salón a toda velocidad temiendo llegar tarde, atravesó también a toda velocidad el pasillo, giró a la izquierda en el salón y vio que ya estaba el hombre mitad con la cabeza un poco abierta y estaban saliendo algunas dudas, las que salen las primeras y flotan, justo antes de que exploten todas las demás. “¡¿Qué estás pensando, Hombre Mitad?! ¡¡Corre, dime dime!!” decía mientras movía al Hombre Mitad por los hombros. El Hombre Mitad, ya casi bloqueado le dijo con mucha dificultad: “Siii...llaaaaa... ooooo... sooooo... fáaaaa...”. “¡¡Sofá sofá, claro!! ¡¡Es mucho más cómodo y tiene más cerca la mesa del café!! ¡¡Sofá, elige sofá...!!”.


 “Vale vale, me siento en el sofá”  dijo, mientras se sentaba y se le iba cerrando la cabeza y volvían a entrar las dudas. El Ratoncito Pepo, respiró tranquilo, aunque se habían quedado todas pringosas la tele, y una cortina y veía como algunas dudas del Hombre Mitad, las "mediodudas", empezaban a revolotear y salían por la ventana.. “¡Hala, hala..! ¡Todas fuera! ¡Venga, venga...!” decía mientras movía las manos haciendo aires para que las mediodudas se disolvieran. “Debo tener mucho cuidado, no me puedo despistar...” pensó el Ratoncito Pepo mientras se volvía a la cocina a por el café.

P – Bueno... ¿Y qué tal todo? ¿Cómo están tus medios hijos y tu media mujer? 



HM - Todos medio bien, Pepo, como siempre. Ya sabes como son los niños, ni buenos ni malos, y se portan bien y mal, como todos los niños de su edad y los que no lo son.


P – Ya, ya... -decía el Ratoncito Pepo, pensando que nunca se enteraba de nada de lo que decía el Hombre Mitad, y que tenía que hacer un esfuerzo por no preguntar nada que tuviera más de una respuesta para evitar el 
chan, y era muy muy cansado, y las conversaciones eran muy lentas y se hacían eternas. 


P – Bueno... ¿y cómo te va en tu medio trabajo?


HM - Tú sabes Pepo..., ni bien ni mal. A veces trabajo mucho y otras veces trabajo poco, unas veces me gusta trabajar y otras no, y sobre todo, me cuesta mucho por las mañanas levantarme; pero me encanta levantarme por las mañanas, porque mi trabajo es muy divertido; pero me aburro mucho trabajando.


P - “¡¡Ayyy!!” pensaba el Ratoncito Pepo intentando buscar cosas que no permitieran la duda; pero que cada vez le costaban más y hasta él mismo dudaba qué preguntar.


P - ¿Has vuelto a coger la bicicleta?


HM - Si, pero no. Me gusta mucho la bicicleta porque es muy divertida; pero no me gusta porque es muy peligrosa, me puedo caer y hacerme daño, o me puedo caer y no hacerme daño, o no me puedo caer y entonces no es peligrosa, pero entonces me canso, aunque no me canso porque voy en bici...

            Cuatro horas y tres cafés después, sin apenas hablar, el Ratoncito Pepo estaba ya muy cansado y tenía ganas de irse  a dormir, así que dijo: “Bueno, Hombre Mitad, ya es tarde, y tengo que descansar para mañana. ¿Tú no tienes que irte, no tienes prisa...?” 


HM - Pues ni si ni no, la verdad es que tengo un poco de prisa, pero no tengo prisa...



P – Grrrrr. ¡A ver..! ¿Tienes o no tienes prisa? Intenta pensar un poco.

M - No, no tengo prisa, pero tengo un poco... 


P - GRRRRR, ¿no te está esperando tu medio mujer? ¿No deberías ir a casa?


HM - Si, me está esperando, pero no me está esperando; porque está haciendo otras cosas...


P – Buffff... Haciendo otras cosas, claro, pero tienes que irte ya ¿no?


HM - ¿Irme? ¿A dónde? -dijo el Hombre Mitad, casi sin dudar- ¿A la calle?




P - Pues a la calle o a tu casa.


HM - ¿A casa? ¿A la calle ? (!!!!!) El Ratoncito Pepo estaba tan agotado y tenía la mente tan liada que ya no sabía qué decir y estaba contagiado de las dudas del Hombre Mitad. 


P - Vete a casa, o no, vete a la calle, no sé... 
(!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!)

            Ya había medias dudas revoloteando alrededor del hombre mitad y ya le salían dudas de la nariz, de la oreja, del cogote ....


P - ¡¡Oh no!! ¡Para, para, no pienses, mejor vete a casa, o a la calle, porque para ir a casa antes tienes que ir a la calle... ¡Mecachis! ¡Ya no sé lo que digo, me estoy liando! Estate quieto, deja de temblar que me vas a dejar el salón hecho un asco. ¡Espera, espera... que ahora lo decidimos!


HM - (¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!!)


P - ¡Ohhhhh..., es tarde! decía el Ratoncito Pepo mientras se escondía detrás del sofá lo más rápido que pudo y se tapaba las orejas ....


 

HM – BOOOOOOOOOMMMMMMMMMMMMMMMM. El Hombre Mitad reventó en millones de dudas verdes, asquerosas y pegajosas que dejaron todo lleno de verde duda: las paredes, el suelo, el techo, los muebles. El Ratoncito Pepo no quería mirarse, porque estaba seguro de que... un poquito se habría llenado. Así que avanzó despacito hasta el espejo del pasillo y se asomó... y se vio verde como un rana, con una capa de dudas por todo el pelo y la espalda, como si una ballena le hubiera utilizado de pañuelo y se hubiese sonado los mocos con él. ¡Aggggggg, qué asco!

HM - ¡Perdón!, dijo, limpiándose la cabeza y cerrándose los agujeros que se habían abierto para explotar.


HM - Bueno Pepo, mira qué tarde se ha hecho, me tengo que ir, hasta luego...


P - ¡¡Cómo!! ¡¡Qué te tienes que ir!! ¡¿Ahora ya no tienes dudas?! ¡¡No,no,no!! ¡¡Te quedas a ayudarme a limpiar esto hombre, que mira como lo has dejado todo!! -gritó el Ratoncito Pepo desde el pasillo
HM - “Que me alegro de verte, otro día pasaré por aquí” dijo el Hombre Mitad que ya pasaba por la puerta y se marchó rápidamente mientras simulaba no escuchar al Ratoncito Pepo, que seguía gritando desde el pasillo pringado en el moco de las mediodudas, intentando quitárselas de encima.


P - ¡¡Pero será el tío asqueroso y rastrero!! ¡¡Míralo!! Se ha largao el tío puerco, y me deja aquí con las mierdadudas estas -decía mientras se escuchaba el murmullo de todas las dudas del hombre mitad que charlaban entre ellas, pegadas a todas las paredes y los muebles de la casa, y sobre todo, pegadas a la espalda del Ratoncito Pepo-.

Y así se quedó el Ratoncito Pepo, mosqueado,  limpiando las mediodudas, echándolas fuera, con suavidad, porque si apretabas fuerte de las mediodudas salían dos y nunca se acababan de marchar. Y se decía a sí mismo que era la última vez que invitaba al Hombre Mitad a café, ¿o era a té? Grrrrr, encima se había contagiado de dudas y no se le irían hasta el día siguiente... ¡¡Vaya asco de día!! -gritó- y, muy a su pesar, siguió limpiando las mediodudas que no paraban de reír y juguetear.


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