lunes, 29 de diciembre de 2014

Cuento de navidad. Parte 1.



Aquella mañana el ratoncito Pepo, estaba muy inquieto, hacía mucho
tiempo que esperaba esta navidad, y hacía mucho tiempo que no nevaba en la ciudad ratuna; el espectáculo era chulísimo.

Miraba por la ventana totalmente hipnotizado, un manto blanco cubría el paisaje hasta donde la vista podía llegar, nieve que impedía abrir la puerta y mucha más nieve volando de un sitio a otro convertida en verdaderos proyectiles de juego, y el ruido de fondo de los niños jugando mientras se escondían junto a la fuente congelada, y todo ello bañado de una neblina provocada por los últimos copos que seguían flotando después del frío que había hecho aquella noche, algo que ni los más antiguos de lugar recordaban.

Toc Toc Toc ... Pepo Pepo, déjanos pasar, queremos una historia!!!! Gritaban los niños en la puerta del ratoncito Pepo, porque siempre en navidad, les invitaba a chocolate caliente, con pastas de queso, hojaldres, también de queso, y polvorones y mantecados ... cómo no .. de queso.

El ratoncito Pepo se despertó de su trance y se alegró, hacía mucho que no contaba historias y tanto ruido y gente de nuevo en la tranquila casa ratuna era un cambio y le venía bien, así que les invitó a entrar y los sentó alrededor de la chimenea, para que se quitaran las bufandas, guantes etcétera, mientras iba a por las bandejitas y el chocolate, les gritaba desde la cocina: "¿de qué os gustaría la historia hoy?, ¿de un perro volador?, ¿de una sirena?, ¿de un cocodrilo bueno?", pero los niños dijeron que no, "queremos una historia verdadera de navidad!!!!" ... "¿Una historia de navidad?" preguntó el ratoncito Pepo, extrañado por lo extraño de una petición tan extraña, acostumbrado a historias fantásticas y de animales de todos los tipos formas y colores.

"¿A ver, una historia de navidad?, ¿pero de qué tipo?", dijo el ratoncito Pepo intentando descifrar el fondo de aquella petición y ganando algo de tiempo para ver si se le ocurría algo, "una verdadera!!!!" gritaron todos, y una de las niñas, la más habladora, le dijo, "queremos una verdadera historia de la navidad, por favor señor Pepo, la de verdad, que ya nos sabemos muchas pero ninguna es la verdadera."

"Está bien" dijo el ratoncito Pepo, "creo que ya os entiendo, queréis saber, qué significa la navidad, y cual es el verdadero espíritu de la navidad, por qué los mayores se comportan de manera extraña, por qué hace tanto frío y por qué todos somos un poco más felices cuando es navidad ¿no?"
"Siiii!!!!!!" dijeron todos a coro, y la niña además añadió, "y por qué hay gente que no quiere que sea navidad, y gente que no quiere ser feliz, se lo he preguntado a la seño y a mis padres y no me lo han querido explicar, y queremos saber por qué el hombre Flor, el que vive en la casa verde de las afueras, cuando llega navidad se esconde y no nos deja pasar a jugar a su jardín como hace siempre, cierra las ventanas y las cortinas y de repente se convierte, ¡en el hombre Flor antipático!".

"Bueno chicos", dijo el ratoncito Pepo, después de repartir el chocolate y las pastas, cogiendo su pipa de fumar aromas y, colocándose las babuchas de contar historias, "hacedme un sitio, y traedme una mantita que voy a intentar contaros qué significa navidad, y por qué hay personas que como el Hombre Flor, se encuentran mal durante estos días", y mientras ajustaba un poco los troncos en la chimenea, se sentó en su mecedora de contar historias, con su pipa de aromas su mantita, y con los pies calentitos por las babuchas, mirando las caras de los niños embobadas pendientes de lo que iba a decir, y pensaba para sí mismo, "hoy no toca hacerlos reír, hoy toca hacerlos pensar, hacerlos entender, así que esmérate ...."

"Esta historia, esta historia verdadera, comienza como todas las historias en un lugar, pero no es un lejano lugar ni se trata de un reino escondido en los confines de la tierra, esta historia que es verdadera, comienza en la casa de las afueras, la casa que antes era un jardín esplendoroso, antes de que vosotros nacierais, y comienza con dos personajes, pero no dos personajes cualesquiera, no, esta historia es la historia del Hombre Flor, la historia del Perro Ciego Caminante, y algunos personajes más que os iré contando, pero sobre todo, la historia de ellos dos, y es la historia de una navidad y de una amistad", en los ojos del ratoncito Pepo, se podía ver un brillo extraño, que los niños interpretaron como algo emocionante y que iba a ser muy chulo, sin embargo, el ratoncito Pepo, hacía pequeñas paradas en su historia, para respirar, y para intentar contener la emoción porque quería que fuese una historia de navidad feliz, una historia entrañable, pero a veces, hasta las historias felices, te pueden hacer llorar.

"El Hombre Flor, era un hombre flor feliz, joven, fuerte, su tallo era robusto y sus flores eran las más grandes y olorosas de toda la ciudad ratuna, era la flor más bella de todas las flores de la ciudad ratunas y todas las demás flores admiraban su belleza. Entre todas las flores, también la señora Hierba Silvestre, miraba con admiración al Hombre Flor, y con más que admiración, con cariño"

"¡la señora Hierba Silvestre quiere al hombre Flor!,¡la señora Hierba Silvestre quiere al hombre Flor!" gritaron los niños al unísono muy emocionados

SHHHHHH!!!!! Tenéis que estar callados!!!!! replicó Pepo.

Si,  la señora Hierba Silvestre siempre había estado enamorada del Hombre Flor, pero no se atrevía a decírselo porque no se veía bella, ni lo suficientemente guapa, como para gustarle al hombre Flor, que vivía rodeado de muchas Flores, todas muy bonitas, como la Señora Rosa, la Señora Tulipán, la Señora Jazmín ... cómo competir con ellas, tan elegantes, con esas fragancias ...

Sigamos ... el Hombre Flor, era un hombre bueno, lo tenía todo, pero que poco a poco se fue agrietando, no le bastaba ser el mejor, no le bastaba ir de fiesta en fiesta ni vivir en un jardín, veía que cada día era igual al anterior, y que hasta de pasarlo bien se aburre uno, si no tiene con quien compartirlo, y pensó que necesitaba una compañera. Empezó a hacer una lista para elegir a la que sería la Señora Flor, pero mientras estaba en sus cavilaciones para elegir a la Señora Flor, pensando en que solo sería cuestión de elegir, ya que cualquier de ellas le aceptaría, llegó a la ciudad ratuna, otro hombre Flor que estaba de paso, que venía de la ciudad de las flores, donde todos los hombres flor se parecen y todos son apuestos y distinguidos. Se armó mucho revuelo, ante la llegada de este visitante, al que todos trataron fenomenal, desde el Señor Cartabón hasta la señora Espátula, tanto, que incluso decidió quedarse unos días en vista de lo bien recibido que era en todos sitios, y de lo que todos admiraban su belleza.

El nuevo hombre Flor, era muy tranquilo, tenía unas hojas grandes, de muchas formas y era muy colorido, pertenecía a la ilustre familia de los Lirios de la mañana. Los lirios de la mañana, como sugiere su nombre, producen flores que solo duran un día, pero nunca dejan de florecer, dando una flor después de otra durante mucho tiempo, por lo que son muy duraderas y siempre tienen color. El hombre Flor de la Mañana, hablaba muy despacio con una voz muy grave, tenía muchos colores, amarillo, rosa, rojo, naranja, púrpura, blanco, durazno y colores dobles de todo tipo, lo que le hacían muy especial, y pronto se coronó como el Flor más bonito de toda la ciudad ratuna.

El Hombre Flor, de repente se encontró relegado a un segundo puesto, algo a lo que no estaba acostumbrado, pero no se conformó, no sabía que existían los lirios de la mañana, pero no le importaba, él era una gran flor, de las mejores, y decidió que volvería a ser el número uno de las flores de la ciudad, y decidió también que daría una gran fiesta, una fiesta de navidad, pero que realmente era su nuevo proyecto para elegir compañera de jardín, y muy contento, invitó a todas las flores y amigos, para esa velada. Tardó más de tres días en preparar todo, y por fin todo estaba listo para su fiesta, así que abrió las puertas y se alegró al ver a tanta gente que había venido a su celebración de navidad, entre ellos el Hombre Flor de la Mañana, que encumbraba a cualquier otro y que le empezaba a resultar molesto a pesar de que era muy simpático. Durante la fiesta el Hombre Flor, intentaba hablar con unos y con otros, pero todos estaban prestando atención al Hombre Flor de la Mañana, por lo que veía que nadie se interesaba lo más mínimo en él, y ni siquiera pudo encontrar pareja para abrir el baile de las flores, salvo la pequeña Señora Hierba Silvestre, que finalmente fue quien le acompañó para abrir el baile, pero podía ver en los rostros de todos como le miraban y sonreían, pero no sonreían porque sí, (pensaba él) sino porque se reían de él, y pensaban que ya no era tan bello ni tan simpático, y que se conformaba con la Señora Hierba Silvestre, porque ya no podía acceder a las más bellas flores de la ciudad, que andaban todas cerca del Hombre Flor de la Mañana.

"¿Qué te pasa Hombre Flor, por qué tienes esa cara tan triste?", preguntó amablemente la Señora Hierba Silvestre. "Nada!!!! ¿Tú también te vas a reír de mi?, ¿o es que acaso no te das cuenta de lo que está pasando?", contestó de muy mala manera. "Pero si no está pasando nada, están todos muy alegres y contentos en tu fiesta, y yo me alegro mucho de que me hayas invitado, todos estamos muy agradecidos", dijo la señora Hierba Silvestre, extrañada de ese repentino mal humor, y todavía se extrañó más cuando el Hombre Flor, se subió al escenario y dijo:
"La fiesta se ha terminado!!!!! ya podéis marcharos todos a casa!!!!, iros ya!!!!!"

Un silencio invadió todo el jardín, y todos se quedaron estupefactos ante esa reacción del hombre flor, y muy callados, casi en silencio, empezaron a salir mirándose unos a otros murmullando que el hombre flor estaba muy raro, y algunos decían sufrido algún mal de las flores, otros que había tomado alguna poción extraña, otros que era alergia, porque todos pensaban que no era normal. La señora Hierba Silvestre, intentó sin conseguirlo que el hombre Flor recapacitara, que le contara qué le pasaba, pero el hombre Flor solo quería estar solo y no ver a nadie, ni siquiera a las bellas flores que vinieron a despedirse de él, ni siquiera al señor Alcalde, o la señora Espátula, ni siquiera a sus amigos los Hombres Flor del Campo, y muchos menos a la Señora Hierba Silvestre, no quería ver ni oír nada ni a nadie, y cuando todos se fueron, cerró las puertas del jardín, y se metió en casa muy triste, muy desilusionado y con una sensación muy grande de que la mala suerte había llegado a su casa.

Pasaron los días y nadie vio al Hombre Flor por la Ciudad Ratuna, todos se preguntaron si estaría enfermo, si algún virus típico de las flores, o quizá ....

"¡Se había muerto de pena el hombre Flor!!!!!!!", gritaron los niños asustados al ratoncito Pepo, queriendo saber ya la respuesta, sin querer esperar a que la historia lo dijera.
"SHHHHHHHHHHHHH!!!!", volvió a replicar el ratoncito Pepo, mosqueado por la interrupción, y fumando de su pipa de aromas, volvió a retomar su relato, y prosiguió:



El hombre flor estaba muy muy triste, y se sentía sobrepasado, no estaba acostumbrado a no ser el primero, a no ser el mejor, a no ser el más bello, por lo que decidió irse de la ciudad, tenía que aprender cosas nuevas, y tenía que aprender a ser normal, como la gente normal, y por la mañana temprano, se marchó cuando aún todavía no había amanecido para que nadie le viera, nadie, salvo la pequeña señora Hierba Silvestre, que se encontró con él y le preguntó, "hola!!!!, ¿dónde vas tan temprano?" con su alegre vocecilla y su vitalidad, pero no obtuvo respuesta, el hombre Flor la apartó con la mano, y prosiguió su camino, cabizbajo, hacia ningún lado en particular.


martes, 2 de diciembre de 2014

El ratoncito Pepo y el Hombre Serpiente



 
Toc! ¡Toc! ¡Toc!
 P - ¿Quién es??

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!P-
Que .. ¿quién eeeeeeesssssss?


HS - Ssssssssssssoy yo ..... tu queridísssssssssimo amigo serpiente

P - ¿Quién?

HS - Sssssssssssoy yo, tu sssssssssserpiente preferida, el Hombre Ssssssssserpiente

P - ¿Hombre serpiente? ¿Pero cómo tienes la cara dura de venir después de que me intentaras comer la última vez?!!!!!!, todavía tengo un trozo de piel sin pelo por tu culpa.

HS - Ssssssssssolo fue un pequeño despiste, no había comido nada en todo el día, y por un momento me olvidé de dónde estaba y te vi como un delicioso manjar, no pude resistir la tentación y tenía que probar tu carne blanquita y tierna. Yo ssssssssssolo quería darte un pequeño mordisquito en una pata, nada más ....

P - ¿Un pequeño mordisquito? Si me tragaste entero y solo me salvé porque pude agarrarme con el rabo a la pata de la mesa y tirar, si no hubiese ido a parar directamente a tu estómago!!!!

HS - No ssssssssssseas rencoroso, ya te pedí perdón y te dije que fue un despiste, por no haber comido y que no sssssssse volverá a repetir, y para que veas que es verdad, te traigo una bandeja muy grande de pastelitos de queso ...

P - "¿Pastelitos de queso?!!!!!, bueno, quizá me he pasado un poco ....  hombre, si solamente fue un acto instintivo, propio de tu naturaleza reptiliana, y si ya me dijiste que no iba a volver a pasar, creo que ya podemos olvidarlo ..." dijo el ratoncito Pepo mientras abría la puerta pensando solo en la cantidad de pasteles que podría haber en esa bandeja.

HS - Ves? Te he traído una bandeja de las grandes, porque ssssssssssé que te gustan, para demostrarte que estoy muy arrepentido de lo que pasó, y porque me gustaría volver a cómo estábamos antes, tomando el té de las cinco todos los jueves.

P - "La verdad es que es todo un detalle por tu parte, traerme estos quesitos, y es que tampoco fue para tanto hombre, apenas me dolió y pude salir a tiempo, anda pasa, voy a prepararte un té mientras voy colocando estos pastelitos" ... dijo el Ratoncito Pepo mientras ya iba comiéndose uno de ellos camino de la cocina.

Y los dos amigos entraron en la pequeña casa del ratón, que para el Hombre Serpiente era pequeña, pero se encogía y se hacía un ovillo, y podía moverse libremente haciendo círculos, mientras iba mirando la nueva decoración de la casa, los nuevos retratos, la chimenea que había puesto para el invierno, el nuevo sofá y el salón tan acogedor.

HS - ¿Y esta casa nueva? Esssss mucho mássssssssss chula que la anterior, y tiene másssssss espacio.

P - "Los de la ciudad de la geometría, que me la arreglaron hace tiempo, unos chicos muy apañados". dijo el ratoncito desde la cocina.

Y así transcurrió la tarde, charlando y tomando té con pasteles. El Ratoncito Pepo no paraba de comer, la gran bandeja que le habían traído se estaba vaciando rápidamente, le había abierto aún más su ya de por si gran apetito, y no se saciaba por mucho que comía y comía.

Y comió y comió, y su panza cada vez estaba mas llena, sus piernas cada vez mas gordas, y sus orejas cada vez más arrugadas.  Estaba cada vez más hinchado y el Hombre Serpiente empezó a preocuparse.

HS - "Oye Pepo, no te parece que estássssssssss comiendo demasiado?", decía mientras le veía cada vez más redondo.

P - Noooo!!!! Estos pasteles están buenísimos, y tenemos que celebrar que volvemos a ser amigos, además ya casi no tengo hambre, no te preocupes, uno más y paro.

HS - Ya Pepo, pero es que llevas varias horas comiendo, y no has parado desde que llegamos, te traje esta bandeja grande porque pensé que te duraría unos cuantos días, y ssssssssssssolo te quedan ssssssssssiete pasteles, ¿Cómo puedes comer tantísimo?, te van a sentar mal.

P - Es una tradición de familia ... todos en mi familia ratuna comemos igual, y creo que yo soy de los que menos comen, así que imagínate como sería el abuelo Ratocón, que comió sin parar durante ocho días seguidos y cuando descansó se durmió, y al despertarse, pidió un desayuno de queso.

El Ratoncito Pepo, apenas podía moverse, había comido tanto que se había quedado atrapado en la silla, y tampoco tenía fuerzas para incorporarse y estaba sudando como un pollo, por lo que empezaba a tener un color rojizo fuerte y a oler a carne fresca.
   

HS - Pepo .... essssssssstás bien??? te veo algo colorado y apetit... caluroso, quieres que abra una ventana o algo?

P - "No, no te preocupes, ya voy yo" dijo el Ratoncito Pepo, con cierta intranquilidad, ya que veía en los ojos de su amigo el Hombre Serpiente, una mirada especial, igual que la que él ponía cuando veía queso, y no le estaba gustando, pero al momento miraba hacía el queso y se le pasaba. Intentó incorporarse y levantarse, pero cayó rodando por le suelo como si fuese una albóndiga, y estaba a punto de chocar contra la pared, cuando el Hombre Serpiente, con un gesto rapidísimo, estiró la cola, y lo detuvo.

HS - "Pero ten cuidado hombre!!!! Has estado a punto de romperte la crisma contra la pared, ¿en qué estabas penssssssssssando?", decía mientras con su cola, ponía derecho al Ratoncito Pepo y le limpiaba el polvo de la espalda y de las patas, a la vez que lo recomponía.

P- Ufff, gracias, creí que me chocaba, veo que sigues tan rápido como siempre.

HS - "Sssssssssi, y tú has engordado como un pollo Pepo, pero como has podido comer tanto?" , decía el Hombre Serpiente, mientras empezaba a mirar al Ratoncito Pepo y a imaginarse un pollo al horno, con patatas, con aceite por encima, con algo de cebolla y muuuuucha pimienta como le gustaba. "Esto Pepo, creo que ha llegado la hora de irme .... " dijo, con la voz temblorosa, porque se le nublaba la vista, y le empezaba a caer una babilla por los colmillos afilados ...

P - "¿Pero cómo ya te vas?, bueno, voy a ver si te puedo acompañar hasta la puerta", y de nuevo, se levantó con mucho cuidado, ayudado por el Hombre Serpiente, y se dirigía hasta la puerta con mucha dificultad y sin casi poder moverse.

HS - "Bueno Pepo, no te preocupes, ya salgo yo, quédate ahí, que ya me marcho ...." y se deslizó suavemente hasta la puerta, intentando no mirar hacia atrás, ni pasar por delante del Ratoncito Pepo, que empezaba a oler muy bien, y a flotar por la habitación encima de una bandeja con fondo de patatas y con una decoración de coliflor, zanahoria y limón .... "Uff, debo pensar en otra cosa, no puede sssssssssser que me pase otra vez", pensaba el Hombre Serpiente mientras se dirigía a la puerta.

Una vez que hubo llegado a la puerta, el Hombre Serpiente respiró, y al sentir el aire limpio de la calle, se relajó y pensó, "menos mal, un minuto más y me lo zampo", y volvió a estirarse y desplegarse, una vez ya fuera de la casa. Pero en ese momento, escuchó una voz que le llamaba a gritos, desde el fondo de la casa:

P - "Hombre Serpiente!!!! Hombre Serpiente!!!!!, te has olvidado la bandeja!!!!", decía el ratón, desde el fondo de la habitación.

HS - "Da igual !!! ya vengo otro día , déjalo, adiosssssssss", decía el Hombre Serpiente mientras se alejaba y veía cada vez más apetitoso al Ratoncito Pepo,  y empezaba a temblarle la voz, y a afilarse sus colmillos y empezaba a inflamarse su cuello ....



P - "Nooooo, venga ven y te la llevas", decía mientras se acercaba a la puerta torpemente, moviendo su enorme panza de un lado a otro, "si no me cuesta trabajo, ya ves que estoy muy ágil y se me ha pasado ... ", pero casi sin poder moverse y sudando cada vez más, presentaba un aspecto lamentable, pero a la vez muy apetecible.

HS - "Está bien, voy, esssspera", dijo el Hombre Serpiente mientras daba la vuelta y se volvía a meter en la casa, pero solo medio cuerpo, porque no quería volver a tener que enrollarse, y avanzaba poco a poco hasta el ratoncito, al que veía ahora como un pequeño dulce de chocolate con vainilla, avellanas y nata que le esperaba sentado sobre una mesa de crema y bizcocho. "No debo pensar, no debo pensar, ssssssssolo entrar y sssssssssssalir" se repetía el Hombre Serpiente, mientras se acercaba, mientras sus ojos se volvían cada vez más afiliados, sus colmillos chirriaban unos contra otros, y su cerebro repetía  "comida ... comida ... "

P - "... aquí la tienes" dijo el Ratoncito mientras le acercaba la bandeja vacía y se había comido ya los últimos pasteles de queso, y estaba a punto de reventar, sin poder moverse y sin poder casi decir una palabra.

El Hombre Serpiente no pudo más, y ante la imagen de ratón gordo y goloso que se le presentaba delante, le fue imposible reprimirse y ZAAAAASSSSSSSSS , le lanzó un bocado para meterse por completo el ratón en la boca, pero .....

P - "¿Pero qué haces?"
HS - mmmmmgggggggaaaaaaa guuuuuuuaaaaaaaaaaaa

El Ratoncito Pepo había comido tanto y estaba tan gordo, que no cabía por la boca del Hombre Serpiente y se había quedado atorado, y ahora no podía ni salir ni entrar, y el Hombre Serpiente estaba empezando a asfixiarse, y presa del pánico, apretó aún más la barriga del Ratoncito Pepo para ver si podía escupirlo

P - "No!!!!!! No hagas eso !!!! que he comido demasia........ " PUMMMMMMMMMM, el Ratoncito Pepo no pudo aguantar más y entre gases, quesos, tropezones etc .... explotó y descargó todo lo que había comido sobre el estómago del Hombre Serpiente que ahora parecía un globo, porque tenía la cabeza y la cola normales, pero su barriga era una enoooorme bola llena de queso.


 HS - Pepo, me encuentro muy mal .... llévame al hospital de sssssssssserpientes .... por favor

P - "Uffff, estoy como nuevo", dijo el Ratoncito Pepo, incorporándose, y sintiéndose mucho mejor. "No te preocupes que ahora mismo llamo", de nuevo era un ratón delgado y se podía mover con libertad, y así, avisó a los perros médicos, para que se llevaran a la maltrecha serpiente. "¿Qué le ha pasado?"  dijo el inspector médico, "pues que ha comido mucho queso y se le ha indigestado, cosas de serpientes", respondió, "¿una serpiente que come queso?, qué cosa más rara", dijo el inspector mientras metían a la serpiente en la ambulancia y se la llevaban de urgencia porque era un caso muy muy raro de indigestión reptil a causa de queso.

Pasados los días, el Ratoncito Pepo, visitó a su amigo en el Hospital Perruno, que ya estaba mucho mejor, le habían limpiado y vaciado el estómago, pero en el historial ponía que le había cogido aprensión al queso y a los ratones, ya nunca más iba a acercarse a un ratón y mucho menos, a una bandeja de pastelitos de queso o cualquier cosa que se le pareciese.

HS - Queso no!!!! Aparta eso de mi!!!!!!  Fuera de aquí!!!!! Pero bueno, no has tenido bastante!!!!!

P - "Pero si te traía una bandejita de pasteles de queso para comerlos juntos ...." dijo el Ratoncito Pepo mientras tenía que salir de la habitación porque el Hombre Serpiente le estaba tirando todas las cosas que se encontraba en la mesita de la habitación, un reloj, unas cartas, unas flores de sus amigas serpientes, hasta un paraguas de colores que tenía,  "vale vale, ya me voy,  pero seguro que querrás venir a tomar un té un día de estos y entonces no te abriré ... ", dijo mientras se marchaba y cantando y silbando, muy contento porque no iba a tener que compartir la bandejita de quesos, que ahora era toda enterita para él. "Nunca entenderé a las serpientes".